TODO COMIENZA CON UN BUEN MAESTRO/A

Es importante y diría que hasta imprescindible reflexionar sobre nuestra profesión y cómo influye en la vida de los demás.

Yo lo hice en mi etapa como estudiante, incluso antes de entrar en la carrera por determinadas circunstancias personales. Ya como estudiante de magisterio me preguntaba muchas veces qué cualidades debe tener un buen maestro/a. Y ahora que estoy en el aula me lo sigo preguntando cada día, ya que nunca debemos olvidar que además de transmitir conocimientos, formamos personas.

Esta pregunta fue la que me hizo el tribunal al terminar mi defensa y considero que debería ser pregunta obligada a quienes vayan a entrar al aula, ya que a mí me hizo replantearme muchas cosas.

Por este motivo, me gustaría compartir un vídeo y dejar dos preguntas para reflexionar sobre este aspecto:

• ¿Qué es para ti ser maestro/a?
• ¿Qué cualidades debería tener un buen maestro/a?

¿Qué es para mí ser maestra?

Esta pregunta me cuesta mucho responderla con palabras, puesto que esta profesión simplemente hay que vivirla.

Para mí es una profesión en la que prima la vocación por encima de todo y la que nos permite cada día pulir y diseñar con mucha paciencia y tolerancia las habilidades de cada uno de nuestros alumnos.

Ser maestro/a es una responsabilidad que la sociedad pone en nuestras manos con la gran confianza de formar a las personas y profesionales del futuro y nuestro gran reto es inspirar, guiar y acompañar a todos los niños y niñas. Pero no podemos olvidar que ser maestro/a exige estar en constante aprendizaje, ya que la sociedad cambia continuamente y nosotros no podemos quedarnos anclados, sino que debemos formarnos, aprender, investigar y sobre todo, tener curiosidad por lo que nos rodea.

Además de todo lo anterior, es un trabajo en equipo en el que debemos coordinarnos con otros docentes y compañeros para caminar todos en el mismo camino y hacia la misma meta, la educación de los más pequeños.

En definitiva, como maestros/as debemos ver con ojos de niño y escucharles con esa oreja verde con la que Gianni Rodari decía “comprender a los niños cuando hablan de esas cosas que en la oreja madura resultan misteriosas”, eso es para mí ser maestra.